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Recorrido con excelentes panorámicas del paisaje sobre la vertiente occidental del Pigüeña, coronada por el Picu Courío al norte y el Picu L’Urru al sur, prolongándose la línea de cumbres en el horizonte hacia los montes de Somiedo y Las Ubiñas.
A La Corredoria se puede acceder siguiendo a pie la Ruta de La Castañal o en vehículo por la estrecha carretera que une Dolia con Samartín d’Ondes, partiendo desde este pueblo o bien subiendo desde Corias en dirección a Las Cruces y de ahí seguir hacia La Corredoria pasando por Dolia (840 m.), los únicos pueblos belmontinos que atraviesa el Camín Real.
Dolia perteneció al dominio monacal de Santa María de Lapedo y hasta el siglo XVIII no pagaba contribución a cambio de la obligación de dar posada, sal, lumbre y agua a los viajeros del Camín Real. En La Corredoria persisten los restos de lo que fue una centenaria venta con capilla que estuvo en funcionamiento hasta el siglo XX para dar servicio y refugio a los caminantes y arrieros que venían por el Camín Real de La Mesa. En las inmediaciones también se encuentran varios túmulos megalíticos.
Desde La Corredoria, continuando por el Camín Real de la Mesa dirección sur, a poco más de 2 kms llegaremos al Colláu de Valbona, coronado por el Alto El Mouro, lugar de leyendas donde se mezclan tesoros, moros y romanos y nos retrotraemos a épocas bien remotas con enterramientos tumulares del Neolítico, o los dos campamentos romanos recientemente estudiados en plena Calzada Romana de la Mesa. Excelentes praderas, donde te encontrarás con ganado vacuno de la raza “Asturiana de los Valles” y también caballar, donde no faltan los míticos corros de asturcones. La estampa de estos animales aprovechando los pastos en torno a la laguna de Valbona, te ofrecerá muchas y bonitas fotografías, aunque si vas en época estival es fácil que sólo encuentres una hondonada seca. Desde aquí, es recomendable ascender unos 800 m. hasta Pena Prieta, en el cordal de Porcabeza, donde podrás disfrutar de unas vistas excepcionales sobre la Cordillera cantábrica, divisándose al norte, en días claros, numerosas localidades de nuestra geografía, desde la capital asturiana hasta la desembocadura del río Nalón entre San Esteban y La Arena